martes, 21 de febrero de 2023

Philosophiae naturalis principia quantica

 
Diferencia entre computación clásica y computación cuántica
 
 
Los gallegos somos ya de por sí un pueblo que culturalmente tenemos muy interiorizado el funcionamiento de la mecánica cuántica no sólo por nuestra costumbre cotidiana y habitual de responder a las preguntas con un indeterminado y nebuloso "depende" sino también por nuestra ancestral tradición de señalar y sacralizar los cruces de los caminos con un cruceiro de piedra. Los cruces de los caminos siempre fueron un lugar propicio para el encuentro y la observación, un lugar donde los caminos difusos de la eternidad se concretan y se vuelven a reencontrar y, por tanto, un lugar muy apropiado para arrancar una historia vital.
Decía Richard Feynman, físico teórico de la mecánica cuántica, que quien cree entender la mecánica cuántica es que quizás no la entendió del todo bien. Quizás no entendemos la mecánica cuántica porque tampoco entendemos adecuadamente la realidad y somos incapaces de apreciar en qué medida la mecánica cuántica se expresa en la realidad cotidiana y viceversa. Los esquemas de relación cuántica se repiten tanto a nivel nanoscópico como a nivel macroscópico, hay que saber distinguirlos utilizando la abstracción y dejando que la elasticidad construya libremente. La finalidad última de la mecánica cuántica, que se manifiesta tanto en lo más pequeño como a nivel de entornos macroscópicos, es otorgar la posibilidad de arrancar una historia particular desde una nube de elasticidad o de relaciones, porque la elasticidad siempre construye, generando una topografía en la cual los pasados construyen futuros y los futuros construyen pasados tal que el dios romano Jano, patrón de los arquitectos. La mecánica cuántica es la "mecánica" o "teoría" que mejor se ajusta y mejor explica el funcionamiento de la realidad pues permite conjugar comportamientos particulares dentro de sistemas elásticos. Gracias a la mecánica cuántica o la mecánica cuántica existe o funciona de esa manera tan arquitectónica para que podamos arrancar una historia dentro de una nube de posibilidades o probabilidades en aras de la adaptabilidad.
Podemos, por tanto, enunciar dos leyes fundamentales de la mecánica cuántica:
La primera ley es que la elasticidad siempre construye, tiene vida propia, la llamada "voluntad divina", generando una topografía en la cual aparece el antes y el después, el pasado y el futuro. Quizás sea éste el concepto más perturbador para los físicos, acostumbrados como están a tener el control experimental de todo, pero que conocemos bien los arquitectos.
La segunda ley fundamental de la mecánica cuántica es que nos permite arrancar una historia a una nube de elasticidad o de relaciones. Este concepto es trascendental desde el punto de vista de la adaptabilidad y la inteligencia y, por tanto, será un principio esencial en la teoría de la evolución de los seres vivos. Es el fenómeno más mágico del experimento de la doble rendija en el cual mediante la observación estamos arrancando una historia a una nube de relaciones, el electrón al ser observado deja de comportarse como una onda de probabilidades o de futuros para convertirse en una partícula con una trayectoria conocida, con un pasado y un futuro concreto. La observación anula la función de onda y lo que imaginamos no existe para el observador, sin embargo es algo que influye en lo observado, es el principio en el que se basa el metaverso. En mecánica cuántica podemos observar los futuros como una nube de probabilidades en la función de onda.
La mecánica cuántica es posible o tiene lugar en sistemas elásticos que construyen. La elasticidad siempre construye y genera una nube de relaciones que simplemente existen, la magia de la cuántica estriba en que el pasado y el futuro son, son también presente, en cuántica no hay ni pasado ni futuro, simplemente es y es mediante la relación que el pasado y el futuro son al mismo tiempo presente. Cualquier nube de elasticidad o de relaciones es susceptible de generar una bolsa de pasados y una bolsa de futuros que interactúan entre ellos cuando intentamos arrancar una historia como en las buenas novelas o series de televisión. Cuando creamos una topografía o nube de relaciones, en el momento que arrancamos una historia, automáticamente se genera una bolsa de pasados y una bolsa de futuros que interactúan entre ellos. Para arrancar una historia lineal con un instante presente a una topografía o nube de elasticidad o de relaciones es necesario recurrir a conceptos temporales como el pasado y el futuro. Aparece entonces el concepto de flecha del tiempo, los pasados construyen futuros y esos futuros interactúan con el pasado, pero no con todos, algunos pasados acaban muriendo o ya no son necesarios y los que ahora son útiles generan también diferentes futuros y de este modo avanza la flecha del tiempo. Que se creen nuevos futuros y algunos pasados desparezcan provoca que la flecha del tiempo avance porque los pasados que quedan ya generan nuevos y diferentes futuros. 
 
 

 
Otro concepto importante que se deriva de la mecánica cuántica es el concepto de evolución o reciprocidad adaptativa según el cual el pasado construye futuros y el futuro construye pasados para así tener un instante presente inteligente, es el modo de diseñar y de construir por parte de los arquitectos. El futuro tiene la capacidad de modificar el pasado. Las nubes de elasticidad o de relaciones acaban creando sistemas de pasados que construyen futuros y futuros que influyen aparentemente en el pasado respecto de un instante considerado ahora presente, y es por este mecanismo recíproco por el cual las nubes de elasticidad o sistemas elásticos evolucionan. Mediante la mecánica cuántica podemos explicar la evolución de los seres vivos. Los seres vivos, aparte de su cerebro, ellos mismos son un cerebro. Es el concepto de reciprocidad adaptativa que desarrolló de manera brillante Edgar Allan Poe en su último libro y con el que finaliza su obra maestra titulada Eureka.
Según la mecánica cuántica el futuro puede modificar el pasado, es por este motivo que sea tan esquiva a la lineal observación clásica porque son sus secretos. El principio de incertidumbre de la mecánica cuántica se sustenta en la capacidad que tiene el futuro para modificar el pasado generando una nube frente a una trayectoria lineal concreta. El entrelazamiento cuántico se sustenta en la capacidad de la elasticidad para construir y para imaginar, de hecho el imaginario colectivo de una comunidad es una forma de entrelazamiento cuántico.
En la vida real cuando consideramos algo desde diferentes puntos de vista o desde diferentes ángulos para arrancar una solución óptima estamos aplicando principios de la mecánica cuántica. La mecánica cuántica es un cerebro y viceversa, el cerebro es mecánica cuántica. El pasado construye futuros distorsionando o reciclando experiencias pasadas. La elasticidad cuántica nos dice que hechos ocurridos en el futuro pueden cambiar el pasado para que todo tenga un discurso lógico. Es la forma lógica de construir. La música también se nutre de la magia de la mecánica cuántica en la medida en que arrancar una melodía a una nube de elasticidad es como arrancar una historia, se nos abre un abanico inmenso de posibilidades de notas futuras aunque éstas siempre estarán condicionadas por las notas que hayamos elegido en el pasado de la melodía.
Veamos con un ejemplo práctico cómo desde una nube de relaciones el pasado construye un futuro y cómo el futuro de forma mágica puede modificar el pasado para así tener un presente inteligente respecto de ese momento considerado ahora pasado:
"Partiendo de que la elasticidad siempre construye, un día le regalas una tarta de queso a tu vecina, como consecuencia y en agradecimiento, ella te invita a tomar un café con una amiga un fin de semana soleado del mes de marzo en una terraza de la ciudad. Durante la animada conversación en la terraza la amiga de tu vecina te comenta que estuvo de vacaciones en Canarias y se alojó en un hotel con un servicio horrible y nefasto. En ese momento esta relación se convierte en un futuro que modifica un pasado respecto a un instante que se considerará presente porque casualmente tú tienes pensado viajar a Canarias y alojarte en dicho hotel pero ante la información de la amiga de tu vecina decides contratar otro hotel más solvente y así tener un presente inteligente".
Efectivamente, en una nube de relaciones el futuro tiene la capacidad de modificar el pasado. En bioquímica ocurre lo mismo, hay multitud de relaciones bioquímicas que se nos escapan y que constituyen futuros y que en un momento dado pueden alterar o influir en el discurrir de una historia natural. Según la mecánica cuántica los futuros están ahí, están muy presentes, como en la magnífica película de "La casa del lago". Por ejemplo, nosotros podemos tener un amigo en la Argentina con el cual nos comunicamos por teléfono una vez al año y que no interfiere para nada en nuestro discurrir diario, pero que está ahí y que constituye un futuro.  
Veamos ahora con un ejemplo práctico cómo los esquemas de la mecánica cuántica se repiten también en relaciones a nivel macroscópico: "cuando llevamos mucho tiempo sin ver a una persona conocida podemos generar en nuestro cerebro una nube más o menos aproximativa de probabilidades de su posible trayectoria vital, cuando lo localizamos en un punto concreto de la ciudad automáticamente se nos abre en nuestra cabeza una bolsa infinita de probables pasados y de probables futuros que desconocemos por completo. Nuestra curiosidad, ahora que lo tenemos localizado en un lugar concreto de la ciudad, será abordarlo en la calle otro día cualquiera y preguntarle sobre su vida, sobre su pasado y sobre su futuro, y cuando hablemos con él automáticamente nos relatará su pasado pero también sus planes futuros y habremos arrancado mediante la observación una historia concreta a una nube de probabilidades".
 
 
 
 

 
La elasticidad siempre construye generando una topografía, el pasado construye futuros y el futuro construye pasados, es por este motivo que la mecánica cuántica es fundamental para entender el fenómeno de la evolución de las especies, tal y como adelantó Edgar Allan Poe con su visionario concepto de reciprocidad adaptativa. "Los seres vivos, más allá de su existencia particular, son una constante dialéctica entre el pasado y el futuro, como el cerebro y el diseño, aparte de sus cerebros ellos mismos son cerebros. En este sentido cuando vemos un ratón lo que realmente estamos viendo es un instante de la historia de un ratón con sus pasados y sus futuros implícitos en la misma figura aparente del ratón. Es por este motivo que un ratón es una historia arrancada a una nube de elasticidad y es por este motivo que el genoma funcional de un ratón represente el 5% o el 10% de su ADN, el resto es el llamado ADN basura, y es este decalaje o distancia existente entre la historia del ratón y la nube de elasticidad lo que nos permite hablar de futuros y pasados inherentes al propio ratón".
 





© Marcos Castro Vilas, arquitecto


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