La sostenibilidad de las sociedades tradicionales es horizontalidad y transversalidad, es cultura, y la verticalidad y la incultura del ventajismo y del capitalismo salvaje la están destruyendo. El capitalismo es simplemente ventajismo, del mismo modo que la selección natural no es el motor de la evolución, sino un actor evolutivo. Es una obviedad financiera que el que parte con ventaja tiene más ventaja pues es secreto de masón que cuando una estructura está en riesgo de colapso ésta favorece las partes más resistentes de la estructura. No se puede soportar un sistema que plantea la vida como si en cada instante y en cada segundo se encontrase el final, pues por el camino hasta llegar a un final hay mucha vida, mucha transversalidad como las ramas del carballo.
La verticalidad es optimización, favorece a los individuos más fuertes en detrimento de individuos con enfermedades o patologías. En este sentido la infinitud convergente nos favorece evolutivamente, pero lo que se gana en verticalidad se pierde en horizontalidad, transversalidad y diversidad, que es el verdadero y auténtico motor evolutivo. De todos es conocido el poder proliferativo de la cizaña para invadirlo todo bajo la máxima de "el planeta es nuestro". Por este motivo en la ciencia económica, partiendo de escenarios altamente convergentes, debemos saber crear espacios, entornos o ecosistemas de horizontalidad y transversalidad porque ese es el auténtico motor evolutivo que permite y da sentido a la vida. La ley de la oferta y la demanda sólo funciona con las chuches.
© Marcos Castro Vilas, arquitecto

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