lunes, 17 de abril de 2017

El origen de las glaciaciones y la bomba de calor o de frío






Es una idea muy extendida y muy popular que las glaciaciones fueron provocadas por el impacto de un meteorito o por el desplazamiento del eje de rotación de la Tierra. Sin embargo, el origen de las glaciaciones hay que buscarlo o tiene que ver con una asimetría geográfica, es un problema de geometría. El causante de las glaciaciones es la existencia del océano Atlántico. 

El océano Atlántico es el mecanismo intermediario de las covecciones de temperatura del planeta. La atmósfera con sus capas de aire constituye un sistema cerrado parecido a un invernadero en el que se producen fuertes convecciones de temperatura, generando zonas más frías y zonas más cálidas.

Con el cambio climático y el aumento de la temperatura también se produce un aumento progresivo de la fuerza de las convecciones tanto en el medio aire como en el medio agua. El océano Atlántico se convierte en un poderoso transportador o convector de la temperatura del planeta. A través del océano Atlántico se transporta calor y se transporta frío, y esta circulación es más agresiva a medida que aumenta el cambio climático.

El Ártico  es un auténtico regulador del clima a nivel planetario. La superficie de deshielo del Ártico determina el clima a nivel planetario. Se debe de calcular la superficie de deshielo óptima para que el clima planetario esté en equilibrio. Grandes diferencias de superficie de hielo entre el verano y el invierno provocan grandes desequilibrios. Existe una superficie de equilibrio para que el clima planetario sea relativamente estable.

Con el cambio climático y el deshielo del Ártico en verano modificamos considerablemente la superficie de deshielo estable y aumentamos de forma agresiva las convecciones de frío y de calor a nivel planetario, creando climas inestables y de difícil predicción. Lo que comúnmente se dice que el tiempo está loco o revuelto.

Con el aumento de la temperatura debido al cambio climático, el Ártico se va a descongelar completamente en verano, aportando frío al sistema de convección, pero por su situación geográfica el Ártico siempre se va a congelar en invierno, aportando también frío al sistema, con lo cual el Ártico se convertirá en una auténtica bomba de frío para el planeta.

Con el sucesivo deshielo y congelación del Ártico estaremos bombeando ingentes cantidades de frío procedente del espacio exterior al planeta Tierra, perdiendo el calor acumulado en los océanos y aumentando la posibilidad de una nueva glaciación. El Ártico estaría bombeando frío del espacio exterior al interior de la atmósfera. Las covecciones de frío y de calor sería brutales, provocando climas de alta variabilidad y de alta inestabilidad, podrá hacer calor en invierno y frío en primavera o verano.

Con el paso del tiempo el sistema atmósfera-océanos iría perdiendo el calor acumulado en los océanos debido a la radiación solar y la Tierra entraría progresivamente en un proceso de glaciación.

Determinar la superficie de equilibrio en el deshielo del Ártico es fundamental para conseguir climas de comportamiento regular y estable, y altamente predecibles en el tiempo. Hay que evitar las diferencias bruscas entre la superficie de deshielo en verano y la superfice de congelación en invierno, que es lo que acontece en la actualidad.




 
"...habría que averiguar cuál sería la temperatura media de la Tierra según su distancia al sol, si ésta tiende a calentarse o a enfriarse, pues resulta obvio que el deshielo anual del Ártico y la existencia del océano Atlántico induce o crea un frágil equilibrio convectivo de naturaleza pendular que explica las glaciaciones según el siguiente patrón; la Tierra tiende a calentarse para alcanzar su temperatura natural en relación al sol, el calor destruye el hielo del Ártico y, como consecuencia, empezamos a absorber frío del exterior por el polo y a extenderlo por el planeta por convección oceánica, puesto que la capa anual permanente de hielo en el Ártico , contra todo pronóstico, nos protege del frío exterior mientras que el hielo de la Antártida por ser continental no genera tantas convecciones marinas...El comportamiento pendular del clima es una cuestión de geometría que depende de la disposición de las masas oceánicas y de los continentes así como de la superficie de congelación y de deshielo del polo Ártico..."
 
"...la situación natural de la Tierra es que no exista el casquete polar en el Ártico durante la época estival pero él nos protege y sin él y con el océano Atlántico captaríamos más frío del espacio exterior, enfriando la temperatura global de la Tierra y llevándonos a una nueva glaciación en un proceso pendular..." "...la cuestión está en el tamaño de superficie que se congela y se descongela cada año en el Ártico, y así y contra todo pronóstico, puede aumentar la capa de hielo invernal y aumentar también la superficie de descongelación estival en términos absolutos en el proceso de captación de frío". 
 
A menudo se piensa que la extensión del hielo glaciar seguía un patrón concéntrico desde el polo Ártico pero más bien era un patrón convectivo, inducido por el océano Atlántico, que se extendía o se desparramaba como una lengua de frío hasta las costas del norte de Galicia y que, sin embargo, estaba mucho más retraído en Europa del Este y Central con temperaturas mucho más cálidas. En este sentido existen paisajes de origen glacial en la Serra da Capelada, en el monte Xalo, en el monte da Ruña y montes do Castelo en la provincia de A Coruña. 
 
El origen de las glaciaciones estriba en que el polo Norte sea un océano que convierte el clima en algo inestable y convectivo, que se derrite y que se congela. No ocurre lo mismo en la Antártida, cuya naturaleza continental la hace mucho más estable climatológicamente hablando. La pervivencia del casquete polar nos protegía del frío durante los meses de septiembre-diciembre. Su ausencia provoca una mayor inoculación de frío desde el espacio exterior durante los meses de septiembre-diciembre, cuando ya estará nuevamente constituído, con sus dimensiones más o menos habituales. Durante ese lapso de tiempo, el frío estará diseminándose por convección a través de la atmósfera y las aguas del océano Atlántico y aumentando el desequilibrio pendular entre las masas de frío y las masas de calor como origen de las glaciaciones. Ese es el quid de las glaciaciones que nada tienen que ver con un desplazamiento del eje de la Tierra o de su campo magnético.
 
Si en el Ártico existiera otro continente como la Antártida el clima de la Tierra sería mucho más estable y menos pendular y por tanto no existirían las glaciaciones.
 





 
Nota: Anticiclón se produce cuando la masa de calor gana a la masa de frío y se produce un globo ascendente que aumenta la presión. Borrasca se produce cuando la masa de frío predomina sobre la masa de calor y se produce un vórtice o remolino descendente que disminuye la presión.
 
 
© Marcos Castro Vilas, arquitecto



sábado, 1 de abril de 2017

Cristóbal Colón e Isaac Newton; las Profecías y la Física Cuántica






Una de las conclusiones más sorprendentes del experimento de la doble rendija, de la física cuántica, es que observaciones realizadas en el futuro de una partícula pueden modificar su historia pasada, y obligarla a elegir un camino u otro entre una multitud de probabilidades.

Hasta el momento la física clásica nos había enseñado que el pasado existía como una serie bien definida de acontecimientos, pero en el mundo de la elasticidad cuántica todo cambia, y el futuro puede modificar el pasado. En cierta medida es lo lógico, ¿no creen?.

Según la física cuántica, el universo no tiene un solo pasado o una historia única. Que el pasado no tenga forma definida significa que las observaciones que hacemos de un sistema en el presente también afectan a su pasado.

Según el "experimento de elección retardada", llevado a cabo por el físico John Wheeler, el camino que toma cada partícula, es decir, su pasado, es determinado en su futuro, mucho después de que la partícula haya atravesado las rendijas, y presumiblemente haya tenido que decidir si pasa sólo por una rendija, y no produce interferencias, o por ambas rendijas y sí produce interferencias.

El Universo no tiene una sola historia sino todas las historias posibles, cada una con su propia probabilidad, y que nuestras observaciones futuras de su estado actual afectan a su pasado y determinan las diferentes historias del universo, tal como las observaciones efectuadas sobre partículas en el experimento de la doble rendija afectan al pasado de las partículas.

Este concepto ya era manejado de forma intuitiva en la Antigua Roma. Según los romanos, el dios Jano, patrón de los arquitectos y los proyectistas, tenía la capacidad de visualizar simultáneamente el pasado y el futuro y así obrar de manera inteligente en el presente. Es el origen del concepto de diseño inteligente.

Pensemos en un arquitecto que está trabajando en el proyecto de un edificio. El arquitecto tiene la capacidad de viajar al futuro y visualizar los posibles problemas que se puedan presentar, como, por ejemplo, la presencia de lluvia. Como consecuencia, modifica el pasado del edificio y planifica una cubierta  impermeabilizada. Cuando llueva en el futuro ese edificio funcionará correctamente. Es el diseño inteligente, según el cual, el futuro modifica el pasado, y cuando el futuro sea presente todo tiene un discurso lógico y coherente según la física clásica.

Este concepto novedoso de la elasticidad cuántica se observa muy bien en los mecanismos de defensa de los seres vivos, pensemos en los cuernos de los bóvidos, en los pinchos de algunas plantas o en los aguijones de las avejas y avispas. Todo ello se explica desde la premisa que el futuro puede modificar el pasado y así actuar de forma inteligente en el presente.

El concepto de la elasticidad cuántica ya fue defendido, o por lo menos intuido, por dos científicos geniales, Cristóbal Colón e Isaac Newton, a la hora de abordar el tema de las profecías:

Cristóbal Colón introduce de forma visionaria, y muy avanzada a su tiempo, la idea de elasticidad cuántica para definir el concepto de profecía. Según este concepto, hechos acaecidos en el futuro obligan a cambiar el pasado, aparecen recogidos en el pasado, y se proyectan al futuro en forma de profecías.

Para Cristóbal Colón, la interpretación de las profecías no consiste en jugar a ser profetas y en adivinar acontecimientos futuros, sino en dar testimonio de que los acontecimientos que ocurrieron en el futuro vienen recogidos en el pasado, certificando de esta manera la eternidad de Dios:

"Porque las cosas que para nosotros todavía son futuras están ya realizadas en la eternidad de Dios"

Asombrosamente Isaac Newton, paradójicamente el padre de la física clásica, comparte el mismo concepto de profecía que Cristóbal Colón. Mediante la noción de la elasticidad cuántica, Isaac Newton, pretendía demostrar la existencia de Dios y su omnisciencia (conocimiento de todas las cosas reales y posibles).

Para Isaac Newton, al igual que Cristóbal Colón, lo interesante es interpretar las profecías ya cumplidas y no caer en la tentación de ejercer de profetas y predecir el futuro. A este respecto dice lo siguiente:

“La locura de los intérpretes ha sido, predecir tiempos y cosas, usando esta profecía, como si Dios hubiera decidido hacerles profetas. Por esta temeridad no sólo se han puesto en evidencia a sí mismos, sino que han traído sobre la profecía también el desprecio. El plan de Dios no podía ser más diferente. Él nos dio ésta y las profecías del Antiguo Testamento, no para satisfacer las curiosidades de los hombres permitiéndoles conocer de antemano las cosas sino que después de que se hubiesen cumplido pudieran ser interpretadas por el evento, y su propia Providencia, y no por los intérpretes, para ser manifestadas por tanto al mundo. Porque la ocurrencia de los eventos predichos muchos siglos antes, será entonces un argumento convincente de que el mundo está gobernado por la providencia.”

Isaac Newton cree firmemente que el futuro puede modificar el pasado. La función del intérprete es constatar como esos hechos futuros ya acontecidos estaban escritos en el pasado, constituyendo todo ello la muestra más palpable de la existencia de Dios, y de su diseño de la Naturaleza.

Ciriaca Morano Rodríguez en su libro Isaac Newton. El Templo de Salomón da una explicación similar para el concepto de profecía de Isaac Newton, semejante al de Cristóbal Colón:

“Newton interpretó, además que las profecías no tienen la finalidad de ofrecer una visión anticipadora de los acontecimientos que van a suceder, sino la de ser una iluminación que permita conocer, a posteriori, que los hechos profetizados se han cumplido con la misma exactitud con que en el mundo natural se cumplen las leyes físicas diseñadas por Dios. En consecuencia, el cumplimiento de las profecías es para Newton la expresión del dominio de Dios sobre la historia humana”