Cuando pensamos o imaginamos la nada solemos compararlo con el vacío absoluto, el vacío propiamente dicho, pero ese vacío es algo realmente complejo, es algo que existe.
El vacío es elasticidad, es algo lleno de elasticidad. Lo que nosotros consideramos la nada es vacío, y es algo que existe. Debemos considerar, por tanto, la nada como lo contrapuesto de lo que existe. La nada sería entonces aquello que no existe. La nada es vacío que no existe y, por tanto, fluctúa, que no vibra. La nada es lo plástico, la energía oscura, la nada es vacío lleno de plasticidad frente a la existencia que es vacío lleno de elasticidad. La existencia es la elasticidad y la nada es la no existencia, o lo que es lo mismo, la plasticidad.
En la nada no hay ni espacio ni tiempo, características propias de la elasticidad. Tanto lo que existe (algo) como la nada son ambos "vacíos" pero "vacíos" con propiedades diferentes, el "algo" es vacío elástico y la "nada" es vacío plástico. Como consecuencia, tanto la nada como lo existente son "algo" en ambos casos. La nada por ser la contraposición de lo existente. Uno es vacío que existe y el otro es vacío que no existe y, por tanto, fluctúa o fluye aunque no vibra.
Solemos asociar la nada como la ausencia absoluta de todo, pero es esta misma ausencia de todo lo que justifica que sea algo. Es su contraposición a lo existente lo que justifica que sea algo también. La ausencia de espacio y de tiempo provoca que la nada fluya o fluctúe y que no vibre. Imaginemos que colocamos una silla en un trozo de vacío, la silla permanece y existe porque la silla es elasticidad. Supongamos ahora que colocamos la silla en un "trozo" de nada, entonces la silla se desharía como la miel, no existiría porque no hay ni espacio ni tiempo, ni elasticidad. La nada por su naturaleza plástica no se puede expresar de forma matemática.
Ahora que hemos entendido qué es la nada vamos a hacer un esfuerzo por visualizar cómo se engendró el Universo, lo existente a partir de la nada:
Imaginemos la nada como un vacío en forma de fluido plástico y oscuro que fluye. En la nada no hay vibraciones, simplemente fluye. Esas fluctuaciones provocan que se generen vacíos o burbujas, discontinuidades, zonas de mayor intensidad y zonas de menor intensidad. Entonces la nada aprovecha estas discontinuidades o "huecos" y se "deshilacha" por decirlo de forma prosaica, y esos vacíos o burbujas se llenan de elasticidad. Hemos creado una burbuja. Hemos creado vacío lleno de elasticidad.
En una fluctuación posterior, la nada, muy energética, vuelve a fluir y comprime esa burbuja llena de elasticidad caótica, la comprime y estalla generando el espacio y el tiempo, generando el Universo, lo existente. La existencia es elasticidad comprimida. Todo lo que existe es elástico.
¿Y por qué la materia y la anti-materia no se anularon? Porque la elasticidad cuántica siempre construye, y el futuro tiene la capacidad de modificar el pasado o el presente, e inclinar la balanza del lado de la materia.
Estamos construidos de vacío elástico. Somos elasticidad arrejuntada.
CONCLUSIÓN: No debemos imaginar el vacío-nada como algo rígido y estático, el vacío-nada es algo heterogéneo en constante movimiento, con anomalías, con discontinuidades y con diferentes propiedades que se contraponen. El vacío-nada fluye como el agua.
Consideramos la nada como algo isótropo y homogéneo, pero la nada fluye, se deshilacha, se comprime y se extrusiona, y sigue siendo nada pero con otras propiedades. El Big Bang y la inflación cósmica son una extrusión originada por las flatulencias de la nada.
Aunque en un recinto no exista "nada", ese recinto puede tener propiedades, por tanto, aunque en el vacío y en la nada no exista "nada", éstos pueden tener propiedades e incluso ser propiedades diferentes. En la nada no hay nada pero tiene propiedades plasticosas. En el vacío no hay nada pero tiene propiedades elasticosas. Como consecuencia, somos fruto de las fluctuaciones y de las flatulencias de la nada, que en determinadas ocasiones tiene propiedades elásticas.
Las interacciones en el mundo de las tres dimensiones son consecuencia de las interacciones de las propiedades del vacío. El vacío, el espacio-tiempo, es como un tejido elástico fruto de una extrusión, similar al proceso de transformación del lino o al proceso de fabricación de los ladrillos. Las propiedades físicas que surgen de hilar un tejido no se pueden extrapolar a las propiedades físicas de las fibras microscópicas que componen ese tejido. Es una relación similar a la que existe entre la mecánica cuántica y la relatividad general. Si observamos un tejido al microscopio veríamos una realidad caótica y desordenada de fibras microscópicas de sección inapreciable y trayectoria errática, una realidad de difícil comprensión que en conjunto da lugar a un tejido con unas propiedades físicas claras, mensurables, apreciables por los sentidos y totalmente diferentes a la realidad microcópica. Es la teoría de las realidades emergentes, donde a partir de un sustrato previo se genera una realidad diferente, y aunque una surge de la otra es difícil establecer relaciones entre ellas. Exactamente lo mismo ocurre entre la mecánica cuántica y la relatividad general. Sin embargo, sí existe una relación entre ambas:
Dado que las matemáticas son la abstracción de la elasticidad, lo que unifica a la mecánica cuántica con la relatividad general es la mera expresión matemática de sus respectivas fórmulas, pues en ambos casos se expresa elasticidad, y es esa elasticidad común a partir de la cual una se construye sobre la otra. Si en un entorno elástico 4-2=2, en un entorno plástico 4-2=1.5, por lo que las matemáticas no serían viables porque no hay elasticidad, hay caos y deformidad.
La dualidad onda-partícula es lo que permite que el futuro modifique el pasado y tener un cosmos en tres dimensiones viable. Según la mecánica cuántica el futuro puede modificar el pasado, y es por este motivo que la mecánica cuántica sea tan esquiva a la simple observación lineal de la Física clásica, porque son sus secretos.
El tejido espacio-tiempo que genera la mecánica cuántica es un tejido mágico que permite que el futuro modifique el pasado, del mismo modo que un arquitecto viaja al futuro para proyectar de forma viable un edificio, como representa el dios Jano, capaz de ver y de viajar al mismo tiempo al pasado y al futuro para tomar la decisión correcta en el presente.
El cosmos, el universo es fruto de una flatulencia de la nada durante su tránsito intestinal y plástico, en el cual se deshilacha y genera vacío sin extrusionar. La nada es como la malévola serpiente Apofis de la mitología egipcia que era llamada despectivamente Nepai, la que es como una tripa intestinal. El big bang es un gran extrusión. La generación del cosmos es similar al proceso de producción del lino o a la extrusión para la fabricación de ladrillos.
Consideramos la nada como algo isótropo y homogéneo, pero la nada fluye, se deshilacha, se comprime y se extrusiona, y sigue siendo nada pero con otras propiedades. El Big Bang y la inflación cósmica son una extrusión originada por las flatulencias de la nada.
Aunque en un recinto no exista "nada", ese recinto puede tener propiedades, por tanto, aunque en el vacío y en la nada no exista "nada", éstos pueden tener propiedades e incluso ser propiedades diferentes. En la nada no hay nada pero tiene propiedades plasticosas. En el vacío no hay nada pero tiene propiedades elasticosas. Como consecuencia, somos fruto de las fluctuaciones y de las flatulencias de la nada, que en determinadas ocasiones tiene propiedades elásticas.
Las interacciones en el mundo de las tres dimensiones son consecuencia de las interacciones de las propiedades del vacío. El vacío, el espacio-tiempo, es como un tejido elástico fruto de una extrusión, similar al proceso de transformación del lino o al proceso de fabricación de los ladrillos. Las propiedades físicas que surgen de hilar un tejido no se pueden extrapolar a las propiedades físicas de las fibras microscópicas que componen ese tejido. Es una relación similar a la que existe entre la mecánica cuántica y la relatividad general. Si observamos un tejido al microscopio veríamos una realidad caótica y desordenada de fibras microscópicas de sección inapreciable y trayectoria errática, una realidad de difícil comprensión que en conjunto da lugar a un tejido con unas propiedades físicas claras, mensurables, apreciables por los sentidos y totalmente diferentes a la realidad microcópica. Es la teoría de las realidades emergentes, donde a partir de un sustrato previo se genera una realidad diferente, y aunque una surge de la otra es difícil establecer relaciones entre ellas. Exactamente lo mismo ocurre entre la mecánica cuántica y la relatividad general. Sin embargo, sí existe una relación entre ambas:
Dado que las matemáticas son la abstracción de la elasticidad, lo que unifica a la mecánica cuántica con la relatividad general es la mera expresión matemática de sus respectivas fórmulas, pues en ambos casos se expresa elasticidad, y es esa elasticidad común a partir de la cual una se construye sobre la otra. Si en un entorno elástico 4-2=2, en un entorno plástico 4-2=1.5, por lo que las matemáticas no serían viables porque no hay elasticidad, hay caos y deformidad.
La dualidad onda-partícula es lo que permite que el futuro modifique el pasado y tener un cosmos en tres dimensiones viable. Según la mecánica cuántica el futuro puede modificar el pasado, y es por este motivo que la mecánica cuántica sea tan esquiva a la simple observación lineal de la Física clásica, porque son sus secretos.
El tejido espacio-tiempo que genera la mecánica cuántica es un tejido mágico que permite que el futuro modifique el pasado, del mismo modo que un arquitecto viaja al futuro para proyectar de forma viable un edificio, como representa el dios Jano, capaz de ver y de viajar al mismo tiempo al pasado y al futuro para tomar la decisión correcta en el presente.
El cosmos, el universo es fruto de una flatulencia de la nada durante su tránsito intestinal y plástico, en el cual se deshilacha y genera vacío sin extrusionar. La nada es como la malévola serpiente Apofis de la mitología egipcia que era llamada despectivamente Nepai, la que es como una tripa intestinal. El big bang es un gran extrusión. La generación del cosmos es similar al proceso de producción del lino o a la extrusión para la fabricación de ladrillos.
La gravedad la genera la extrusión. Podemos establecer una escala gradual y escalonada desde la plasticidad más absoluta, la nada y el caos, hasta la elasticidad más absoluta, la materia y la luz. En esa escala la materia oscura ocuparía un puesto intermedio. Sería elasticidad extrusionada, y por tanto con gravedad, pero con un alto grado de plasticidad. La materia oscura sería elasticidad plasticosa, y por eso es oscura pero con gravedad porque está extrusionada.
Cuando algo se autoconfina como recuerdo de una extrusión primigenia estamos convirtiendo algo plástico en algo elástico. La elasticidad es como si la energía estuviera metida en cajas, en compartimentos imaginarios, y cuando se rompen esas cajas entonces el material plastifica según la curva de deformación del mismo. Y para terminar, la elasticidad siempre busca la relación. La extrusión convierte la infinitud divergente en infinitud convergente (elasticidad), cuando el cero y el infinito son lo mismo, y entonces aparece la materialidad, la fractalidad, la construcción, la definición, el contacto y la relación, las geometrías de Möbius y de Calabi-Yau, la infinitud confinada, la fractalidad en una palabra, pero sigue siendo ¿nada? quizás que se mueve en otra dirección o sentido. Todo lo que diverge acaba generando convergencias de la misma manera que cuando amasamos masa de pan se forman burbujas. La construcción, la fractalidad y la elasticidad es infinitud (nada) que converge como si estuviera atrapada (extrusión) y entonces surge la relación. Las reacciones químicas reversibles también son una infinitud, un bucle sin fin, que converge y por eso generan relación durante unos instantes y permiten la construcción de seres vivos. En la nada (infinitud) no hay nada pero tiene propiedades o comportamientos que la definen y del mismo modo que diverge por su naturaleza infinita, la propia divergencia genera convergencias (construcción). La nada puede ser divergente o convergente. Atendiendo a lo anterior la plasticidad sería infinitud divergente y la elasticidad sería también infinitud (nada) pero convergente (extrusión), y por eso la fractalidad, la elasticidad y la construcción son conceptos equivalentes. Estamos hechos de nada, de la infinitud, pero de infinitud que converge. Somos hijos de la infinitud y sus fluctuaciones. La divergencia acaba generando convergencias. Al final el universo es una suerte de equilibrio entre la infinitud divergente y la infinitud convergente como si la infinitud poseyera como propiedad un sentido de la direccionalidad de tal modo que puede ir en una dirección o en otra generando bolsas de contrarios que se comprimen y estallan. Cuando la infinitud diverge a veces cambia de sentido y entonces la infinitud converge y genera una burbuja que se infla sin fin y que es nuevamente oprimida por la infinitud divergente hasta que estalla. La finitud surge del choque o equilibrio entre la infinitud divergente y la infinitud convergente.
Las similitudes entre la mecánica cuántica y la relatividad general es la misma que existe entre una flor de algodón y un pantalón vaquero. Si echamos un ojo al microscopio de un tejido de mezclilla veríamos un mundo caótico de fibras con un comportamiento errático y formas caprichosas difícilmente organizables. Sin embargo, el tejido resultante tiene unas cualidades simples y ordenadas, observables, mensurables y fácilmente comprensibles. Si lo extrapolamos, es la misma relación que existe entre la mecánica cuántica y la relatividad general.
Las matemáticas son una abstracción de la elasticidad y de la recta y de la geometría. El teorema de Pitágoras es elasticidad. Una recta, un triángulo son elasticidad. El mundo plástico, caótico y errático, no se puede expresar de manera matemática porque es impredecible y cambiante. Las fórmulas de la mecánica cuántica y de la relatividad general expresan elasticidad, luego lo que une a la mecánica cuántica y a la relatividad general es la mera expresión matemática de sus respectivas fórmulas, pues en ambos casos denotan elasticidad.
Según la ciencia hermética todo lo que está arriba está abajo. Las proporciones de elasticidad y de plasticidad que componen el cosmos también se extrapolan a las criaturas animadas. Por ejemplo, un cuervo es un animal con grandes cantidades de plasticidad, cercano a la energía oscura y a la materia oscura. En cambio, un ruiseñor es un animal de gran elasticidad por su gran virtuosismo canoro. Lo mismo ocurre en las personas, hay personas con mayor grado de plasticidad unas respecto de otras, y ya sabemos que nosotros somos adictos a la elasticidad y, por tanto, muy crueles. Una serpiente con su veneno es un animal de gran plasticidad, y por eso simbolizaba la plasticidad en las cultura egipcia a la que había que dominar con la recta y con la vara que representaba la elasticidad creadora.
La dualidad onda-partícula permite que nos abstraigamos y nos descompongamos en ondas o vibraciones y "viajemos" a "zonas" elásticas y plásticas del universo. También podemos viajar al futuro y con esa información podemos gestionar la transformación interna del genoma. Los mecanismos de defensa de los animales se explicarían de esta manera. Esta enseñanza nos la transmite el dios Jano, patrón de los arquitectos, que es capaz de viajar al pasado y al futuro para tomar buenas decisiones en el presente. Un consejo, mejor vivir en la moderación y no tomar demasiado impulso, no vaya a ser que visitemos "zonas" no deseadas del universo, plastifiquemos y desaparezcamos.
La filonzana del entroido ottanese y la filandorra del entroido zamorano tejen el hilo de la vida pero también lo pueden cortar en cualquier momento. El filandón era una actividad de carácter femenino altamente iniciática, mientras que la arquitectura y la construcción eran las actividades masculinas de carácter iniciático.
© Marcos Castro Vilas, arquitecto