martes, 3 de septiembre de 2019

LOS VIRUS



  Virus del VIH y de la Gripe

Los virus son el precio que tenemos que pagar por implantar un sistema de traducción basado en ribosomas y proteínas y que provocó la separación de la reversibilidad intrínseca.
Para mantener la reversibilidad primigenia se tuvo que crear una ruta de equivalencia a partir de la cual surgieron los virus y en los cuales las proteínas inducen o pueden inducir aparentemente cambios en el ARN, aunque éste carece de capacidad reproductora.


Estructura dual del ribosoma (1), de la ARN-polimerasa (2) y (4) y de la transcriptasa inversa (3)
Estructura dual del ribosoma que expresa cierta reversibilidad. Esto no quiere decir que el ribosoma sea reversible desde un punto de vista funcional, sino que su arquitectura puede expresar o responder a relaciones de carácter reversible en el funcionamiento interno de la célula.

En el proceso de conformación de los ribosomas, en el proceso de creación del ribosoma como ente separado y unidireccional, se gestó una ruta alternativa para mantener la ecuación de equivalencia, heredera de la reversibilidad creadora y existencial y a partir de la cual evolucionaron todos los virus como grandes editores del ADN. Los virus tienen la capacidad de hacer mutar su ARN a partir de las proteínas que los conforman. Para que los ribosomas se puedan independizar y crear, se tuvo que generar un "circuito alternativo de equivalencia" heredero de la reversibilidad primigenia y a partir del cual evolucionaron los virus. Esta reversibilidad es la misma que explica por qué las proteínas anteceden al mismo código genético cuando sin él no existen proteínas. Para que se creara un mecanismo tan complejo y direccional como la transcripción proteica es obvio que antes tuvo que existir un mecanismo más simple que relacionara un aminoácido con un nucleótido (las cosas complejas no surgen porque sí a partir de la nada, sino como respuesta a algo previo más elemental como es establecer una relación entre un aminoácido y un nucleótido).


Los virus son los herederos del sistema proteína-ARN que tiene la capacidad de editar el ADN. Las proteínas por sí solas no existen, no son nada, sólo existen cuando están asociadas a una molécula de ARN a través de una enzima proteasa o polimerasa. Es entonces cuando los virus se transforman en una realidad elástica que muta pero sin capacidad para reproducirse, una consecuencia de la unidireccionalidad adquirida por los ribosomas. Las proteínas son, sobre todo en su estructura terciaria, moléculas milimétricamente precisas para desempeñar una función determinada y hacer viable el proceso de la vida. Para conseguirlo la vida establece un sistema de correspondencia del tipo llave-cerradura entre los aminoácidos y los nucleótidos. Los virus y su estructura proteica tan precisa serían, por tanto, la expresión evolutiva máxima, más palpable y evidente, de la precisión milimétrica que puede alcanzar dicho sistema de correspondencia llave-cerradura que se establece entre los aminoácidos y los nucleótidos, dentro de la ruta proteína/ARN/ADN. Los ribosomas serían, por otro lado, los encargados de llevar a cabo el proceso de correspondencia a la inversa, en base a la reversibilidad intrínseca de la vida.

La evolución de los virus se basa en el mecanismo elástico de llave-cerradura. Esto les permite obtener un borde altamente desarrollado, una cápside proteica muy evolucionada y son altamente mutables. Para ello utilizan la proteasa que tiene la capacidad de dividir a las proteínas en aminoácidos para obtener un molde en forma de nucleótido. La proteasa rompe las proteínas en aminoácidos. De un borde de aminoácidos obtenemos un molde de nucleótidos. Por cada aminoácido se unen tres nucleótidos de forma geométrica. Para ello recurren a los enlaces de puente de hidrógeno, de los cuales los aminoácidos son muy ricos. Es elasticidad basada en el principio de llave-cerradura. La cerradura se amolda a la forma de la llave y viceversa. El mecanismo de llave-cerradura, muy utilizado por las enzimas, se basa en la geometría. Los puentes de hidrógeno se establecen entre los pares de bases de nucleótidos pero también entre aminoácidos y nucleótidos. Los puentes de hidrógeno con la temperatura se deshacen, separándose la cadena de aminoácidos de la cadena de nucleótidos y obteniendo el molde de la futura proteína. Esta es la base de la evolución tan precisa de los virus y que les permitió conseguir una cápside proteica tan adaptada y tan evolucionada geométricamente. Esta es la base también de la existencia de un proceso inverso, tan complejo, de transcripción genética para la creación de proteínas. Las proteínas poseen tres estructuras básicas, una estructura primaria formada por una cadena de aminoácidos, una estructura secundaria en la cual los puentes hidrógeno de los aminoácidos se unen entre ellos, los aminoácidos se pliegan y ya no poseen la capacidad de interactuar con los nucleótidos, y por último una estructura terciaria. Con la estructura terciaria alcanzamos el molde con la forma exacta de la proteína. Resumiendo, para evolucionar los virus recurren a romper las proteínas para conseguir una configuración geométrica diferente y más adaptada al nuevo entorno y los aminoácidos así formados se unen de forma también geométrica con los nucleótidos.


Algunas recientes investigaciones y algunos sagaces y avispados investigadores plantean una interesantísima hipótesis que trata de explicar el origen de los virus a partir de retrotransposones. Los retrotransposones son porciones de ADN que se repiten o amplifican  en el genoma. Para ello, y al igual que los virus, usan una molécula de ARN y una transcriptasa inversa o reversa. En las plantas el 42%-78% del genoma se compone de retrotransposones y alrededor del 42% del genoma humano está compuesto por retrotransposones. Lo que sí es cierto es que al mismo tiempo que se creaban y diseñaban enzimas catalizadoras de reacciones químicas también se crearon proteínas con función constructora a modo de ladrillos.

Apoyándonos en la teoría de la coevolución vírica; ¿y si los virus evolucionaron a partir de las enzimas y sus respectivos mecanismos para introducirse en el genoma?, ¿y si funcionásemos internamente a base de "virus", como mecanismo para desarrollar proteínas altamente especializadas como las enzimas, etc? Para ello se necesista un molde de ARN del cual derivarían y evolucionarían también las ribozimas desde un punto de vista funcional y simétrico o especular. Las ribozimas en su doble vertiente son sospechosas para explicar el porqué las proteínas anteceden y forman parte del mecanismo (transcripción ribosómica) que las crea a ellas mismas. Las enzimas, el ARN y los aminoácidos o cuando la geometría y el diseño se incorporó a la vida. La enzima sintasa de ácidos grasos tiene una forma altamente geométrica y está compuesta por 2500 aminoácidos. La clave en la capacidad de adaptación y mutación de los virus reside en el proceso de maduración. Esto es, los virus en sus inicios son inmaduros, están a medio hacer. Es la proteasa, rompiendo las proteínas, la que da el acabado final y ¿generando? el ARN definitivo del virus. ¿Estoy insinuando tal vez que de la ruptura de proteínas se genera ARN? Al respecto de esto, así es cómo lo explica la wikipedia de forma ambigua e imprecisa:

"...la enzima proteasa del VIH-1 procede al ensamblaje, dividiendo y cortando las cadenas largas de proteína del VIH en pequeñas proteínas individuales. A medida que estas proteínas ¿se unen? a copias del material genético del ARN del VIH, se ensambla una nueva partícula del virus..." 





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© Marcos Castro Vilas, arquitecto



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