miércoles, 1 de febrero de 2017

Todo ser pluricelular es un árbol


 




Todos los seres pluricelulares son un árbol, se construyen igual que los árboles.

En muchas iglesias románicas de Europa occidental existen unas figuras que representan a un hombre vomitando un árbol por la boca. Son los famosos greenmen. Representan que los humanos estamos construidos igual que los árboles.

Todos los árboles  son pirámides y todas las pirámides son árboles. Los árboles se construyen igual que las pirámides. La construcción de las pirámides se basa en un desplazamiento en cascada a lo largo del borde, desde arriba hacia abajo, que provoca un aumento del volumen interno. Las células fluyen por el borde como si fueran un río y aumentan de volumen, semejante a los fractales que el agua forma en el Parque Nacional de Doñana.

Cuando a un eucalipto el gorgojo le come los brotes tiernos, el eucalipto no engorda, no aumenta de volumen, a pesar de tener raíces y hojas maduras que le proporcionan nutrientes. Los brotes tiernos del eucalipto representan espacio, representan volumen. En esto se basa la técnica de los bonsais.

Como dije anteriormente, todos los humanos estamos construidos como los árboles. Los pulmones tienen forma de árbol, el sistema circulatorio es arborescente, el sistema nervioso, el hígado o el cerebro tienen una estructura arborícola. Las extremidades se ramifican igual que los árboles, es por eso que los humanos tenemos tibia y peroné, y húmero y radio.

Otro órgano que se construye igual que los árboles es el cerebro. Su funcionamiento  también es arborescente. La música y la abstracción (como las imágenes) ocupan el tronco estático mientras que los sentidos son las ramas y las hojas movidas por el viento. Las impresiones de los sentidos son ventoleras. Los recuerdos son ventoleras. Nosotros también podemos generar nuestras propias ventoleras y reconstruir ventoleras pasadas.

Todos los recuerdos constituyen árboles. Es por esta razón que nos es más fácil recordar un esquema arborescente, y construimos esquemas en forma de árbol para memorizar.
Cuando visualizamos imágenes, escuchamos música etc...podemos estar desconectados de la realidad circundante porque estamos trabajando con el tronco estático.

El cerebro se construye como un fractal, la construcción fractal es una construcción ordenada y, por tanto, elástica, en la medida que todo lo que afecta al borde repercute en el interior y viceversa. Todo lo que afecta a la corteza repercute en la abstracción interior y viceversa. La construcción fractal es la única viable en la naturaleza.

Conocer la estructura y el funcionamiento del cerebro nos ayudará a entender enfermedades como el alzheimer, el autismo o la esquizofrenia:
 
El alzheimer, de etiología desconocida, es más un mecanismo fisiológico que una enfermedad en stricto sensu, como el cáncer. Cuando proyectamos un futuro con nuestro cerebro, cuando imaginamos, estamos generando una fractalidad, el cerebro es un fractal constante y las fractalidades basculan continuamente entre un principio inhibidor y un principio activador, un principio de mínima energía y una "voluntad divina" que siempre construye. Es un mecanismo evolutivo inherente a la propia esencia de la fractalidad que permite la merma o la exacerbación de las fractalidades y que explica, por ejemplo, la reducción de la cola en los homínidos o la evolución de los pinnípedos a causa de la merma progresiva de sus extremidades. Cuando este pulso vital, en etapas finales de la vida, lo "vence" el principio inhibidor de la fractalidad se produce una merma y un progresivo deterioro cognitivo de la misma que desemboca en un alzheimer sin causa aparente.
 
 
 
 
El autismo, en cambio, se explica por problemas en la maduración en sentido horizontal de la corteza cerebral  durante el desarrollo neurobiológico, en base a una supuesta pérdida de intensidad en el proceso de migración de células madurativas hacia el borde o la corteza del cerebro, un fenómeno similar al que se produce durante la floración de los árboles debido a la excitación y aumento de volumen del "núcleo" en la primavera, y que influye en este caso en la maduración de la corteza. Es un mecanismo fisiológico similar a la metástasis o a la segregación glandular como estrategia recíproca o de reverberación que permite otorgar un acabado final al desarrollo, de índole elástica, y que acaba afectando en este caso al funcionamiento de la fractalidad estructural del cerebro provocando que éste funcione a base de islas sin conexión entre ellas. El sentido de la vista o la percepción visual es quizás el más estático de todos los sentidos, donde predomina la componente vertical, por lo que no afecta tanto al trastorno del espectro autista.

La esquizofrenia parte de problemas en la gestión de la arquitectura del cerebro, en la fractalidad o construcción del cerebro, en la que el borde modifica el interior y el interior modifica el borde. Un pequeño desequilibrio en este esquema, ya de por sí elástico, introduce una componente plástica estructural en el pensamiento. Es también un mecanismo fisiológico presente en la arquitectura unicelular según el cual un borde excesivamente débil de la célula, sin suficientes anclajes, provoca que las varillas del citoesqueleto, tal que tienda de campaña, pierdan consistencia y aumenten la motilidad y la fluidez celular. Por tanto, la corteza o el borde, donde se desarrollan o se asientan los sentidos, desempeña además una función estructural de anclaje de la fractalidad, de la que se deriva la famosa frase de "prestar atención", por lo que tener un borde escasamente desarrollado o débil puede inducir esquizofrenia. Este esquema estructural celular se repite también en los sueños, cuando dormimos y soñamos los sentidos se desprenden y la función estructural de anclaje de la corteza desaparece en gran medida, añadiendo una componente plástica al pensamiento, y la fractalidad se destensa y se deforma.

Las adicciones se valen de la estructura cerebral anterior y del funcionamiento del cerebro como un desprendimiento de tierras, en el que el borde modifica el interior y el interior modifica el borde en función del volumen, y no al revés. De tal modo que cuanto más "pulula" una experiencia por la corteza más memoria o volumen genera. De igual forma cuando alcanzamos a comprender algo en su totalidad se desencadena un placentero "desparrame" cortical y fractal que automáticamente genera memoria o volumen en el "núcleo" cerebral. Las drogas son sustancias por sí mismas estimulantes o excitadoras que acrecientan la experiencia placentera del "desparrame" cortical aumentando una memoria aparente y baldía, en este caso un "mono" virtual en el "núcleo", porque el núcleo también tiene la capacidad para desencadenar ventoleras en base al principio elástico de reciprocidad.
 
La depresión tiene su origen o radica en una situación o circunstancia de nuestra historia vital que activa por motu propio el mecanismo fisiológico y natural de merma o apoptosis, de la misma manera que cuando una semilla de una planta cae por casualidad en una cima alpina o en un desierto. La apoptosis es un mecanismo fisiológico natural por el cual el mismo cuerpo deprime por cohibición a las células del organismo para que sea posible la vida. Ser conscientes de ello (capacidad para elegir) evita que los pensamientos apoptóticos se apoderen y se adueñen de nosotros para cuando nuestro propio organismo y nuestra propia mente nos quiera matar y acabar con nosotros. Arrinconar a un lado la merma o apoptosis, que va a estar presente ahí por cuestiones circunstanciales y vitales, e intentar hacer otras cosas es clave para superar la depresión, desactivar la merma y pasarse de nuevo al lado de la construcción y la fractalidad, esperando y observando pacientemente cómo la concavidad se va arrugando o contrayendo. En resumidas cuentas, la clave para superar la depresión estriba o está en no hacer nunca tuyos los pensamientos fisiológicos de carácter apoptótico que ella misma genera como "estoy depre" o "me quiero morir" y ser conscientes hasta que punto somos dueños de nuestra mente y de nuestros pensamientos y no tomar lo que pensamos al pie de la letra como una verdad absoluta o como nuestra realidad. En este sentido se puede casi afirmar o decir que la depresión no existe, tan solamente existe, o mejor dicho, lo que realmente nos debería preocupar es cambiar la situación que activó los mecanismos naturales y fisiológicos de merma de los cuales somos víctimas y que tanto nos incordian y dañan en nuestro día a día adueñándose de nuestra cotidianidad con sus efectos perniciosos para el cerebro y la mente.

El mundo o el universo o la vida bascula siempre entre dos polos maniqueos, entre la elasticidad del orden y la plasticidad del caos, y entre el principio de mínima energía o de máxima entropía y el principio o voluntad divina en el que la elasticidad siempre construye. De la misma manera que cuando nos ilusionamos exacerbamos fractalidades y cuando olvidamos mermamos fractalidades, los seres vivos además de su propio cerebro, ellos mismos son cerebros con la capacidad de mermar o exacerbar fractalidades. El mismo mecanismo evolutivo que permite y favorece la merma de las fractalidades es el mismo que nos permite olvidar aquellos pensamientos que nos causan absoluta indiferencia o desinterés y, como consecuencia, mermar esas fractalidades en el cerebro, por lo que el cerebro aparte de ser una máquina para crear ilusiones y exacerbar fractalidades también es un máquina diseñada para el olvido, la destrucción de recuerdos y mermar fractalidades. No olvidamos lo malo o lo que nos hizo daño, olvidamos todo aquello que nos es indiferente, la indiferencia o el desinterés es la clave para mermar fractalidades.
 
La mente humana es dual, se mueve entre la convexidad de la voluntad de hacer cosas y donde reside la consciencia y los sentidos, y la concavidad del principio inhibidor, el que te susurra "algo va a salir mal" donde reside la inconsciencia y el pensamiento abstracto. Todo el lío psicológico entre el yo y el superyó, entre el consciente y el inconsciente, se explica por la esencia dual de las fractalidades y sus principios simultáneos inhibidor-exacerbador en aras de la optimización evolutiva. En el inconsciente habita el pensamiento abstracto, los pensamientos a punto de caer en el olvido, es una concavidad, es un gua que pone el contrapunto inhibidor a lo consciente, donde reside el yo, los sentidos, la voluntad y es una convexidad, la fractalidad que se exacerba. Las emociones ocupan el lugar más animal, profundo y primitivo del cerebro y constituyen auténticas catalizadoras para mermar o exacerbar fractalidades y desde un punto de vista freudiano se corresponden con el ello. La ira o la alegría son emociones exacerbadoras y, por la contra, el miedo o la tristeza son emociones mermadoras. Unas veces el principio inhibidor se alimentará del pensamiento abstracto, de las emociones como el miedo pero también de la experiencia sensorial. El principio exacerbador se alimenta fundamentalmente de la voluntad y de la acción del yo, pero también de las emociones o del pensamiento abstracto más profundo. La fractalidad, gracias a dios, es de por sí de naturaleza dual y se debate en un pulso o equilibrio continuo y constante entre un principio inhibidor y un principio exacerbador. 

 


"El cerebro se construye igual que otras partes del cuerpo. El cerebro se construye como los árboles. La abstracción y la música son el tronco estático y los sentidos son las hojas y las ramas movidas por el viento. El cerebro de los hombres y las mujeres es diferente. El de los hombres es un árbol con un tronco más potente y menos ramificaciones, mientras que el cerebro de las mujeres tiene un tronco más delgado pero muchas más ramificaciones. Eso explica porque los hombres tienden a desarrollar autismo y las mujeres alzheimer. Esto explica porque las mujeres son mejores en lo que se refiere a las relaciones personales y los hombres son más potentes en la abstracción. Todos los recuerdos son árboles, recordamos árboles, los esquemas para memorizar son árboles. Sólo recordamos aquello que sacude por entero nuestro árbol cerebral. Los recuerdos son ventoleras, también podemos crear nuestras propias ventoleras cuando pensamos o imaginamos"

"Teniendo en cuenta el funcionamiento y la estructura arborescente del cerebro, la mayoría de las enfermedades psiquiátricas como el autismo, el alzheimer o la esquizofrenia se reducen al mal funcionamiento de este patrón. El autismo tiene lugar cuando el cerebro en forma de árbol no desarrolla las ramas y trabaja sólo con el tronco. El cerebro de los autistas se compone sólo de troncos, no tiene ramas. El alzheimer tiene lugar cuando se deterioran las ramas y las hojas del árbol, el árbol no ventea y no recuerda. Y la esquizofrenia tiene lugar cuando el mecanismo de las ventoleras está descontrolado. El cerebro genera ventoleras descontroladas o se agazapa en el tronco estático de la abstracción. El cerebro viaja del tronco a las ramas, de la abstracción a los sentidos, del núcleo a la corteza."

"Cuando queremos recordar dos palabras que no tienen relación, entonces la corteza cerebral no ventea, no hacemos pulular la corteza y la sacudida que genera en el tronco es inapreciable, como consecuencia no nos acordamos. Cuando dos palabras están relacionadas entonces hacemos ventear fuertemente la corteza y entonces la sacudida del tronco, donde se ubica la memoria, es más potente y nos acordamos con intensidad. La memoria reside en el tronco y tiene la capacidad de generar ventoleras o recuerdos"






 
 
© Marcos Castro Vilas

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